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Julián Vadillo Muñoz | Historia del movimiento libertario español. Del franquismo a la democracia | 2023

En ocasiones, en la producción historiográfica en torno a una determinada cultura política, hay fases de la evolución histórica de la misma que tienden a quedar menos exploradas, ya sea por las dificultades de acceso a la documentación, por la dispersión o la carencia de la misma, o por cualquier otra eventualidad o interpretación. Uno de los ejemplos más paradójicos y evidentes en el seno de nuestra historiografía se da en los estudios sobre el movimiento libertario español, en los que las aproximaciones a la supervivencia de esa cultura política bajo la dictadura franquista y después de ella han tendido a ser muy escasas. La nueva obra de Julián Vadillo Muñoz, Historia del movimiento libertario español: del franquismo a la democracia, editada por Catarata y con prólogo de Fernández Hernández Sánchez, viene a corregir esa tendencia historiográfica. El autor, Julián Vadillo, es profesor en la Universidad Carlos III de Madrid y en la enseñanza media; es, además, uno de esos historiadores infatigables cuyas continuadas y numerosas aportaciones vienen enriqueciendo los estudios sobre la historia del movimiento obrero y especialmente del anarquismo. Dentro de su amplia producción, tal vez podamos destacar Mauro Bajatierra: anarquista y periodista de acción (2011), Historia del movimiento obrero en Alcalá de Henares (1868-1939) (2013) o Socialismo en el siglo XIX: raíces, origen y desarrollo del laboratorio socialista antiestatal en el siglo XIX (2017). Con la obra que aquí reseñamos, Julián Vadillo completa además una “trilogía” que vendría precedida por la publicación de los libros Historia de la CNT: utopía, pragmatismo y revolución (2019) e Historia de la FAI: el anarquismo organizado (2021).

Historia del movimiento libertario español es muy fiel al estilo del que siempre hace gala Vadillo, dominado por su capacidad para transmitir lo complejo de una forma muy clara, didáctica, habilidad de todo buen profesor. Se trata de un libro de síntesis ameno, de redacción envolvente, medidamente estructurado en siete capítulos además de una introducción y un prólogo en el que se reflexiona sucintamente sobre la situación del sindicalismo alternativo libertario en las últimas décadas y hoy. Uno de los aspectos más meritorios del libro, además de su exhaustividad y su claridad, lo constituye la fundamentación documental. Ciertamente, el autor ha emprendido una ambiciosa inmersión en diferentes archivos nacionales y franceses, no exenta de dificultades, y ha logrado sacar a la luz o ampliar aspectos de gran interés que dotan a la obra de un alto valor historiográfico. Entre los muchos archivos consultados por Julián Vadillo para realizar su investigación se cuentan el de la Fundación Anselmo Lorenzo, el de la Fundación Salvador Seguí, el Archivo Histórico del PCE, los archivos de la Fundación Francisco Largo Caballero, el Archivo Histórico Nacional e incluso los Archives Nationales d’Outre-Mer en Aix-en-Provence (Bouches-du-Rhône, Francia), entre otros. Toda la documentación recogida en esos centros, unida a panfletos, memorias, actas de Congresos de la CNT y otras fuentes primarias, además de las abundantes fuentes secundarias consultadas, confieren al libro una gran solidez.

Como venimos apuntando, el gran objetivo y a la vez mérito del libro de Julián Vadillo es arrojar luz sobre una de las etapas menos exploradas de la historia del movimiento libertario español. Y es que, mientras que existe una bibliografía científica que ha abordado amplia y exhaustivamente la historia de ese movimiento desde la fundación de la Internacional hasta el final de la Guerra Civil, escasos han sido los trabajos que han abordado la posterior evolución de este movimiento durante la larga travesía dictatorial, con excepciones como La CNT durante el franquismo (1939-1975): clandestinidad y exilio, de Ángel Herrerín (2004). Aunque no han sido tan escasos los trabajos centrados en el movimiento libertario durante la recuperación de la democracia (ahí tenemos trabajos como los de Héctor A. González Pérez, Vicent Bellver, Pablo César Carmona, Reyes Casado o José Luis García Rúa), el trabajo emprendido por Vadillo es desde luego titánico, al tener que trabajar con fuentes que muchas veces se encuentran muy dispersas o que simplemente desaparecieron afectadas por la clandestinidad.

En la primera parte del libro, tras un capítulo muy acertado de contextualización sobre el franquismo, Vadillo aborda la situación de persecución total que vivió el movimiento libertario español tras el triunfo del bando sublevado y los primeros intentos de reorganización el movimiento libertario, con el establecimiento de diferentes comités nacionales, regionales y locales de la CNT que eran desmantelados por la implacable represión del franquismo. Vadillo indica que sólo a partir de finales de 1942 y primeramente en la zona de Levante se pudo empezar a reconstituir comités de una manera más estable, y nutridos con la savia de jóvenes procedentes de las Juventudes Libertarias en muchos casos. En cualquier manera, la situación del movimiento libertario que nos dibuja Vadillo es una realidad marcada por la represión, la cárcel, las ejecuciones, la resistencia armada de algunos guerrilleros que en algunos casos se mantendrán hasta la década de 1960, la adaptación puntual de algunos pocos miembros a las estructuras del régimen como la Central Nacional-Sindicalista como medio de supervivencia propia o ajena, y por los debates sobre las estrategias a seguir. En este punto, una de las principales cuestiones que se plantearon fue la de la colaboración con otros grupos antifascistas, siempre excluyendo a los comunistas de línea estalinista; la postura ante esa colaboración fue uno de los elementos de fricción con el movimiento libertario en el exilio.

Este último aspecto es una de las líneas medulares del siguiente capítulo, probablemente uno de los más brillantes de la obra. En él, el autor nos transporta al universo concentracionario en el exilio, a los campos delimitados por alambradas en el sur de Francia pero, también, en el norte de África, en Inglaterra, en el Reich alemán e incluso en la Unión Soviética. La supervivencia en esos campos vino seguida por la participación por parte de algunos miembros del mundo anarquista en los combates en la Resistencia Francesa interior y exterior. Con todo, como señalábamos, la principal cuestión estratégica formulada en el seno del movimiento con su reestructuración en el exilio, en primer lugar en México, fue la de la eventual participación en las instituciones republicanas en el exilio y en la batalla diplomática, así como la cooperación con otros grupos. A pesar de aprobarse una alianza sindical con la UGT, la participación de ministros anarquistas en el gobierno republicano anarquista fue un motivo de división entre los libertarios en el exilio.

A lo largo del cuarto capítulo, Vadillo resigue cómo las divisiones intestinas y la pervivencia del franquismo llevó al movimiento libertario a una gran división, como se vio en la Conferencia Intercontinental de 1947, y a una paulatina reducción de la actividad de la CNT en el interior y en el exterior a lo largo de la década de 1950. En esos años también algunos grupos de resistencia apostaron por el tiranicidio como estrategia válida para acabar con el franquismo, y se sucedieron una serie de intentos de atentado contra Franco que siempre fracasaron o fueron abortados. La pérdida de afiliados y el desánimo en el movimiento libertario por la escisión en el interior y el exterior fue creando un clima de búsqueda de la reunificación de la CNT, primero desde las federaciones locales. En 1960 y 1961 se celebraron los congresos de Limoges, que devolvieron la unidad de la CNT, apostaron por la Alianza Sindical con UGT y el sindicato vasco ELA-STV, y fijaron el organismo de Defensa Interior para acabar con Franco.

En el último capítulo del primer bloque de la obra, Vadillo sintetiza los debates y conflictos en los últimos 15 años de Dictadura. La unidad conseguida en Limoges fue espuria, y las divisiones volvieron a asomar en el Congreso de Montpellier de agosto de 1965, cargado de choques personalistas: entre ellos, sobresalieron las acusaciones contra Germinal Esgleas, Secretario Intercontinental, de bloquear fondos para Defensa Interior. Igualmente, en el marco de crecimiento de CCOO y de un nuevo sindicalismo, también generó zozobra el cincopuntismo, el acercamiento de algunos cenetistas a la CNS franquista, por bien que, como muy acertadamente señala el autor y otros estudiosos como Francisco Gago (2013), esos acercamientos vinieron de personas a título individual y no de la organización. Vadillo apunta que pese a las divisiones, en los últimos años del franquismo el movimiento libertario fue activo, especialmente apoyando a sus presos, entre los que sobresalió el famoso caso de Puig Antich. En este capítulo de la obra, es de lamentar que no se hayan recogido o profundizado más en aspectos como la brecha generacional en el seno del movimiento, la importancia del Mayo del 68 o las simpatías en el mundo universitario, que fue una importante cantera del anarquismo.

La segunda parte de la obra, más breve, está constituida por dos capítulos: el sexto, que es una síntesis del proceso de la Transición hacia la democracia en España a modo de contextualización, y el séptimo, que resigue la reconstrucción del movimiento anarquista y sus problemas entre 1975 y 1984. Vadillo explica cómo la reconstrucción de la CNT se dio gracias a las estructuras existentes, a un pequeño resurgir editorial y a la confluencia de diferentes grupos autónomos, dispersos geográficamente, como el Grupo Anselmo Lorenzo, Solidaridad o los GOA. La reorganización de la CNT ya era una realidad esperanzadora en 1976, y es interesante subrayar que el exilio entendió que sólo podía unirse a la organización del interior, lejos de la vieja premisa que el exilio trató de controlar cómo se efectuaba el proceso de reconstrucción. La lectura que hace Vadillo de la fuerza de la CNT durante la Transición es una interpretación muy mesurada, fruto de una evaluación rigurosa de las actividades de la organización en esos años: frente a interpretaciones como la de Antonio Rivera (1999) que hablaban de una CNT a la que se la había pasado su tiempo, Vadillo señala que la CNT se implicó en labores propagandísticas, participó en huelgas, pidió la libertad de presos, criticó a menudo la línea de CCOO e incluso llevó a cabo mítines multitudinarios como el de San Sebastián de los Reyes en marzo de 1977, unas seis semanas antes de la legalización de la organización. La legalización de la CNT estuvo marcada por la oposición a los Pactos de la Moncloa, por el atentado en la sala de fiestas Scala, que fue el enésimo episodio violento del que se culpabilizó malintencionadamente a la CNT, y por la huelga de gasolineras en Barcelona en 1978. A pesar que la CNT tuvo un reverdecimiento en sus manos, las escisiones producidas tras el V Congreso de 1979 y sobre todo tras el Congreso Extraordinario de 1983 en Torrejón de Ardoz, acabaron provocando la escisión de la CNT y un debilitamiento que ha llegado hasta nuestros días, por bien que, como revisa Julián Vadillo en el epílogo, la CNT ha tenido y sigue teniendo un papel destacable en diferentes movilizaciones, sobre todo a raíz de la crisis de 2008 y la crisis de representatividad de los dos grandes sindicatos, UGT y CCOO.

De Historia del movimiento libertario español se pueden señalar escasos aspectos negativos, más allá del vuelo ágil sobre algunos aspectos que impone el carácter de síntesis que tiene la obra. De hecho, una exploración pormenorizada de un movimiento como el anarcosindicalista en un período de tiempo tan extenso daría como fruto una obra imperativamente en varios volúmenes, lo cual se aleja de las pretensiones del autor. Con todo, tal vez hubiera sido interesante recuperar con mayor detalle las relaciones conflictivas con el espacio comunista de línea kominterniana durante los primeros años del franquismo, tanto en el interior como en el exilio. De hecho, las tentaciones centrípetas de organizaciones como la UNE controlada por el PCE generaron un amplio rechazo en el espacio anarcosindicalista, e incluso personajes del mundo libertario fueron, sobre todo durante los meses posteriores a la liberación de París en agosto de 1944, amedrentados e incluso asesinados a modo de presión para la integración en el bloque unitario. Las relaciones con otros espacios políticos y sindicales, en líneas generales, quedan algo desplazadas en la obra en favor de una visión que ha priorizado el desarrollo organizativo y el debate estratégico. También conviene señalar que la espina dorsal del libro la constituye el estudio sobre la CNT, algo que genera el riesgo implícito de asimilar el estudio de los movimientos político-sociales con el estudio de sus organizaciones.

En definitiva, Historia del movimiento libertario español se trata de una lectura obligada para reseguir la evolución del movimiento libertario español después de la Guerra Civil, y tiene un especial valor al ayudar a cubrir un largo período de la trayectoria de esa cultura política que era casi ignoto. Es una obra, como se ha dicho, que recoge muy bien la pretensión didáctica con el rigor de una obra que es perfectamente científica. Además, los lectores encontrarán numerosos puntos sobre los que reflexionar, debatir, y sobre los que quizá formular nuevas preguntas.

Alejandro Acosta López
Universidad Carlos III de Madrid

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