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Javier Moreno Luzón | El rey patriota. Alfonso XIII y la nación | 2023

Los estudios sobre la nación y el nacionalismo llevan varios años siendo más que fructíferos. Prueba de ello la dan no solo los numerosos trabajos, y sus brillantes resultados, publicados en los últimos quince o veinte años, sino también el anuncio, por parte de la Universidad Complutense de Madrid, del primer máster en España sobre esta temática. El libro que aquí se viene a reseñar no hace sino corroborar los éxitos de los estudios sobre nacionalismos, pues, sin duda, estamos ante una obra importante y trascendental. Este libro es el resultado de largos años de trabajo del catedrático Moreno Luzón centrados tanto en la figura de Alfonso XIII, como en los procesos de nacionalización del primer tercio del siglo XX. Se nota en la excelente bibliografía y en los archivos y fuentes consultadas por el autor. Moreno Luzón ya había empleado el enfoque de la monarquía escénica en anteriores trabajos. De hecho, un excelente libro por él editado en 2003 ya abordaba la corona bajo esta perspectiva en algunos de sus capítulos. Sin embargo, como el mismo Moreno Luzón ha apuntado, aquel adolecía de un capítulo sobre la nación. Con esta biografía sobre Alfonso XIII parece que el autor se ha resarcido y puesto el broche final perfecto a esta etapa investigadora. El resultado de todo esto es una monografía de gran madurez intelectual, muy completa y con un saber asentado y profundo que se sumerge en los fangos de la historia para comprenderla y entenderla.

La complejidad del objeto de estudio y lo atribulado del periodo histórico en que está inmerso no la convierten, sin embargo, en una obra densa o difícil, ni mucho menos. Al contrario, la fácil prosa del autor hace su lectura no solamente ligera, sino incluso divertida en ocasiones. Esto, sin duda, abre la puerta a que el público menos especializado pueda disfrutar de ella y sumergirse en el interesante primer tercio del siglo XX español. El mismo comienzo de la biografía ya es todo un acierto, al describir de una manera literaria la agonía de Alfonso XIII en su lecho de muerte, en un ambiente patético y ultracatólico. Una muerte que adelanta al lector algunas ideas.

En primer lugar, es necesario señalar que esta obra es una biografía externa o una historia biográfica. Es decir, no trata sobre los aspectos más íntimos y personales de Alfonso XIII, sino que intenta explicar al personaje a través de su época y entender el contexto mediante su protagonista regio. Por lo tanto, es una obra donde se hablará de Alfonso XIII, pero también de muchas otras cosas, sobre todo, de la nación, que es el eje vertebrador del libro. Otro aspecto reseñable es el excelente aparato comparativo del que hace uso el autor, poniendo en evidencia su conocimiento enciclopédico sobre el continente europeo y sus monarquías. El rey patriota, está mirando y dialogando constantemente con los países de su entorno, enmarcando así el caso español en Europa. El enfoque comparativo, presente en todo el texto, no solo permite renegar de la ya manida excepcionalidad española, sino que tiene la ventaja de poder ponderar correctamente lo que pasaba en España, viendo las semejanzas y diferencias.

Esta es, por tanto, una biografía un tanto especial, no solo porque sea una biografía externa que pone en evidencia la capitalidad de Alfonso XIII y la monarquía en los procesos de nacionalización del primer tercio del siglo XX, sino también por su propia organización interna. El libro está estructurado de manera híbrida entre lo temático y lo cronológico. De tal forma que los diferentes capítulos del libro van destacando las diversas facetas más importantes de Alfonso XIII a medida que avanza el tiempo histórico, siendo siempre, en todo momento, la nación y el nacionalismo el hilo conductor por el que discurre la investigación. Si los primeros capítulos se centran en el proyecto regeneracionista de la monarquía, los últimos pondrán el acento en la vertiente más católica y autoritaria de la misma, inserta en la dictadura de Primo de Rivera. El rey patriota aborda todos los aspectos que rodean a la proyección nacional de la corona, lo que la hace ser una obra sumamente completa, incluyendo también una perspectiva de género al introducir las figuras de la reina madre y de Victoria Eugenia y tratar la masculinidad regia.

Esto, además, evidencia otro punto fuerte de la monografía, que es el carácter evolutivo que se da al personaje, lo que además le otorga una capacidad de agencia, de decisión. Alfonso XIII se ve influenciado por el contexto que le rodea, pero sus decisiones también transforman la realidad circundante. Lejos de contemplarle como una persona hierática, inmanente al paso del tiempo, Alfonso XIII fue una persona que cambió y evolucionó políticamente con el paso de los años. Por ejemplo, los capítulos 10 al 14 muestran cómo la Primera Guerra Mundial y, sobre todo, la Revolución rusa transformaron el pensamiento político del monarca, hasta convertirse en un soberano claramente autoritario y católico que acabó renegando del parlamentarismo. Atrás quedaba el joven monarca de tendencia liberal que se había aproximado a los intelectuales y políticos republicanos más posibilistas en 1913 con el fin de integrarlos en el sistema de la Restauración y regenerar el mismo. El rey, a la vista de los derrocamientos imperiales de la posguerra y del supuesto problema revolucionario, se decantó por un nuevo tipo proyecto nacionalista apoyado cada vez más en el orden, la unidad nacional, el catolicismo y el Ejército. Como bien evidencia esta biografía, la revolución fue un fantasma que asoló al rey desde 1917 y que dejará en él una huella imperecedera hasta convertirse en una auténtica obsesión.

Otro de los aspectos más acertados de esta biografía es la demostración de la riqueza y diversidad de los proyectos nacionalistas. La nación lo inundaba todo, hasta los aspectos más inocuos y aparentemente ajenos. Desde la gestión del patrimonio nacional orientada a una recuperación del “genio español” (Cervantes o el Greco) y a una explotación turística elitista agenciada por el alfonsino marqués de la Vega Inclán, pasando por los Exploradores de España (boys scouts), el Tiro Nacional o la Cruz Roja -amparados y apoyados por el rey- o por la célebre Oficina de la Guerra Europea -que como bien señala Moreno Luzón, no fue un proyecto regio, sino estatal, a pesar de que no se publicitase como tal- y acabando en los proyectos de la Ciudad Universitaria de Madrid, la Exposición Iberoamericana de Sevilla y la Internacional de Barcelona -con una huella regia tan evidente-. El motor que impulsaba a Alfonso XIII era, sin duda, la patria y el nacionalismo.

Llaman la atención algunos capítulos en concreto, ya que alumbran sobre episodios de la vida del monarca muy poco conocidos o ignorados hasta el presente. Es interesante, por ejemplo, cómo analiza Moreno Luzón los viajes regios, donde pone el foco de atención en el encanto desplegado por la monarquía, la “magia” o “majestad” regia, con el fin de atraerse las lealtades populares y de vincular su imagen a la de la nación. Más sorprendente es el capítulo 9, “Prince de la pitié” donde el autor descubre una vertiente filosefardita en Alfonso XIII durante la Gran Guerra que medió en favor de los judíos en atención a sus orígenes sefarditas, o lo que para Alfonso XIII era lo mismo, españoles. No obstante, otra vez la nación jugaría una línea divisoria importante en este asunto. Pues esta ligera tendencia filosefardita “no se veía en absoluto libre de los prejuicios antisemitas, agudizados a raíz de la revolución rusa” (p. 245). De esta manera, Alfonso XIII diferenciaba entre los judíos “Patriotas versus internacionalistas”. Solo los primeros, por su supuesto origen nacional -sefardí realmente- eran dignos de la ayuda y mediación regia.

Muy interesante resulta también el capítulo “Los españoles y la corona”, donde Moreno Luzón examina la imagen tenían los españoles de la monarquía y cómo se relacionaban aquellos con esta institución. A través de la numerosísima correspondencia que enviaban los españoles de a pie al monarca, el autor ha podido reconstruir qué pensaban de Alfonso XIII, qué lenguaje se utilizaba, para qué escribían al rey -normalmente pidiendo favores y mercedes o simplemente mostrando su lealtad- y qué alegaban a su favor para obtener la atención regia -el argumento más manido solía tener connotaciones nacionalista-. Todo esto ayuda a comprender qué imagen tenían los españoles de Alfonso XIII y la monarquía. Una imagen muy asociada al deporte, al cine y al progreso, pero también a las tradiciones, especialmente al catolicismo tras 1917. En definitiva, Alfonso XIII era “Moderno pero español” (p. 335), donde se subrayaba una masculinidad y virilidad castrense acorde a la época. Ante todo, Alfonso XIII era aristócrata y militar, como casi todo su círculo más cercano, también analizado acertadamente en el libro. Sin embargo, su frivolidad, injerencia política y apoyo a la dictadura de Primo de Rivera acabarían destrozando su reputación y generando el rechazo de gran parte de los españoles.

A raíz de su deriva derechista iniciada en 1917, por el miedo a la revolución, Alfonso XIII acabaría encajando perfectamente en el proyecto católico, militarista y autoritario de la dictadura de Primo de Rivera. No era para menos, pues el papel del monarca “resultó decisivo en el triunfo del golpe” (p. 414), ya que el rey sabía de las conspiraciones previas, renegaba del parlamento y estuvo en contacto telegráfico con los golpistas la misma noche del 13 de septiembre -como ha descubierto el autor-. Contando con el apoyo de todas las guarniciones decidió dar el poder a Primo de Rivera, que lo obtuvo como si de un cambio ministerial corriente se tratase, con la intención de dar una pátina constitucional a dicho espaldarazo dictatorial. Lo que demuestra que el rey sabía de los fangos donde se estaba empantanando. No obstante, según el autor, Primo de Rivera antes que hacer buenos monárquicos prefirió hacer buenos españoles, pues el monarquismo siempre tuvo un peso secundario en la ideología del régimen. En esta etapa, Moreno Luzón sobre todo destaca el impulso ultracatólico que dio Alfonso XIII a su monarquía, sin duda beneficiado por el contexto dictatorial. El acercamiento del rey a la figura del cardenal Segura sin duda es el mejor ejemplo del giro integrista de Alfonso XIII. La armonía inicial entre rey y dictador acabó deteriorándose con el tiempo en vista de los apoyos que iba perdiendo el régimen. Además, el rey no se terminaba de sentir cómodo con el papel representativo que siempre había rechazado y que resignadamente tuvo que aceptar en la dictadura. Finalmente, tras el fracaso del experimento dictatorial, Alfonso XIII se quedó absolutamente solo. Incapaz también de dirigir cualquier proyecto liberal, constitucional o mínimamente democrático, el rey se había quedado sin barajas con las que jugar.  

En definitiva, El rey patriota evidencia que la monarquía tuvo un peso más que importante, incluso protagonista, en los diversos proyectos nacionales y nacionalizadores del primer tercio del siglo XX. Este afán nacionalista fue lo que impulsó a Alfonso XIII a actuar y a intervenir cotidianamente en la política diaria y partidista, alejándose cada vez más del papel simbólico y neutral que adjudicaba Walter Bagehot a los monarcas británicos. Sus referentes a seguir eran el káiser Guillermo o Víctor Manuel III de Italia, mucho más activos políticamente. La intervención en política acabaría enfangando el trono y alejándole cada vez más de una concepción de monarquía integradora. Tanto meterse en política hizo que Alfonso XIII acabase dando su respaldo a la dictadura de Primo de Rivera y un proyecto de nación concreto y excluyente. Como finaliza el autor, Alfonso XIII nunca “consiguió ser el rey de todos los españoles” (p. 523), sino solo de aquellos que más identificados se sentían con el orden, la religión y el Ejército. A lo largo de las páginas de este libro el lector no solo comprenderá el peso y relevancia de la monarquía y de Alfonso XIII, sino que también entenderá mejor las coordenadas en las que se movió aquel rey tan activo, su época y su contexto. El rey patriota sin duda dará mucho que hablar en los próximos años y no sería extraño que se acabase convirtiendo en un libro de obligada referencia para todos aquellos que se quieran aproximar bien al primer tercio del siglo XX español, bien a la monarquía en época contemporánea o que quieran profundizar en los procesos de nacionalización en España a través de uno de sus mayores impulsores. El rey patriota es, sin duda, una de las mejores biografías sobre Alfonso XIII, pero también es mucho más que eso.

Guillermo María Muñoz

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