«Por donde no se mira también pasa la Historia».
Hacer Historia de las Mujeres no es únicamente recuperar listas de nombres que han sido borrados u olvidados, sino que también se trata de poner sobre la mesa nuevas perspectivas y metodologías que rompan con lo hegemónico para poder fijarse en aquellos lugares en los que nadie había puesto la mirada antes. Así como de cuestionar nuestra posición con respecto a lo que investigamos.
En Ellas. Las estudiantes de la Residencia de Señoritas, la autora aúna todo esto. Arroja luz sobre las trayectorias de mujeres anónimas, pioneras en muchos ámbitos, valientes que rompieron moldes y expectativas. Y, para hacerlo, pone el foco en la intimidad, en los sentimientos y preocupaciones de estas protagonistas, en sus relaciones personales y sus redes de apoyo, en los cuidados, las inseguridades y la toma de decisiones. Como decía, lugares en los que la historiografía necesita fijarse, espacios propios que, por entenderse «privados» y, por tanto, «femeninos», no han recibido la atención que merecían y no han podido enseñarnos todo el contenido que encierran.
Y, además, todo este recorrido se enmarca en una forma diferente de entender la relación entre la investigadora y su investigación, que normalmente no es visible al lector, pero que aquí Encarnación Lemus López integra como una parte más del relato que nos cuenta: las preguntas que se hizo, los cambios por los que fue pasando la estructura, las dudas que le entraban, sus emociones según iba descubriendo y escribiendo, aquello que la motivó a buscar… Una manera humana, honesta y cercana de contar el trabajo, que sirve para entender el contenido que presenta en su totalidad: no solo en el qué, sino también en el cómo y el por qué.
Es un libro de experiencias individuales, con nombre y apellido, que van dibujando los distintos aspectos de la realidad colectiva del centro y de la conquista de espacios y derechos de las mujeres de los años veinte y treinta del siglo pasado. La autora deja que sean las estudiantes, las colaboradoras y la directora las que nos cuenten, a través de la correspondencia, el funcionamiento, los objetivos y los problemas que tuvieron que afrontar. Son ellas las que nos enseñan la Resi en todas sus dimensiones para que, con ello, podamos comprender el proceso de incorporación de la mujer española a la educación superior.
Un proceso en el que las inseguridades tienen un peso importante, tal y como muestran los testimonios, puesto que se trata de una batalla constante entre lo que la sociedad y los círculos cercanos de estas mujeres esperan de ellas, frente a su propios deseos y ambiciones. La contradicción se vuelve protagonista dentro de sus propias reflexiones, intentando conciliar el modelo establecido y la ruptura que suponen sus proyectos formativos o laborales. Sobre todo, cuando se trata de los cuidados en situaciones de enfermedad o fallecimiento de un familiar, en las cuales ese «deber» prima por encima de la voluntad.
Desde exigir un salario digno y suficiente hasta salir de noche o embarcarse en un viaje solas, estas mujeres son conscientes a lo largo de sus trayectorias de la cantidad de normas y convenciones sociales que están incumpliendo. Algunas sienten la necesidad de disculparse, de buscar excusas o justificaciones en la necesidad o la transitoriedad de la ruptura, mientras que otras desafían los roles establecidos de forma activa y deliberada, planteando la transgresión como parte de su proyecto de futuro. Unas diferencias que son solo una muestra de la enorme diversidad política, identitaria y personal que encontramos entre las estudiantes de la Residencia de Señoritas, y que la autora plantea como uno de los puntos fundamentales para comprender la institución.
Así, vemos como el factor de la heterogeneidad es clave para construir la imagen colectiva, puesto que ofrece una prueba de la amplitud social y cultural que pretendía abarcar María de Maeztu con este proyecto educativo. Pero también porque muestra la diversidad de formas y espacios desde los que se produjo el cambio social en materia de igualdad en este contexto. Del mismo modo, se convierte en un punto fundamental para entender las consecuencias tan dispares que tuvo durante la dictadura franquista el haber formado parte de este proceso de transformación social en las mujeres que lo protagonizaron, en función de sus procedencias, estatus, ideologías, influencias o amistades.
Por tanto, la autora no concentra la atención en un único modelo de mujer que sirva como representación idealizada del movimiento feminista del momento, como a veces ocurre en investigaciones de características similares, sino que recoge todas las maneras que tuvieron las residentes de vivir esa transformación, desde reivindicarla o asumirla de forma discreta hasta temerla, pasando por aquellas que renegaron por completo de ella. De hecho, la decisión de tratar a las estudiantes como realidades individuales que no tienen por qué ser ejemplo representativo de otras experiencias es rompedora en tanto que evita la tendencia historiográfica de destacar únicamente a aquellas mujeres que encajan en moldes paradigmáticos, ya sean de «buenas mujeres» o de «buenas feministas».
En definitiva, Ellas. Las estudiantes de la Residencia de Señoritas es un ensayo necesario que plantea el estudio de un caso concreto para ilustrar un periodo amplio, complejo y diverso de avances en derechos para las mujeres y del cual podemos extraer herramientas, estructuras y nuevos planteamientos a la hora de enfrentar cualquier investigación con perspectiva feminista.
Paula Iglesias Bueno