El estudio de la guerra civil ha recibido una atención dispar por parte de la historiografía en relación con los campos en liza. Tras la muerte del dictador, los trabajos de los investigadores, en su mayoría, se centraron en la retaguardia sublevada y en desmontar el relato, más ficticio que real, elaborado por el franquismo. Sin embargo, el campo republicano adoleció de semejante atención, siendo a partir de los años 2000 cuando volvieron a aparecer investigaciones y trabajos que abordan el estudio de la retaguardia gubernamental. Permitiendo, en algunos casos, la pervivencia del discurso que la propaganda franquista impuso sobre la guerra y sobre sus enemigos. Por lo tanto, aunque conocemos la sucesión de grandes acontecimientos que marcaron el desarrollo de la guerra civil española, todavía queda mucho por hacer e investigar a nivel micro, sobre todo, en el campo republicano. La obra de Daniel Oviedo Silva, El enemigo a las puertas. Porteros y prácticas acusatorias en Madrid (1936-1945) nos permite conocer la realidad de múltiples porterías de la capital y las distintas dinámicas que adoptaron los porteros y porteras madrileños. Un trabajo fundamental que reconstruye con gran rigor un aspecto difícil de estudiar cómo fueron las prácticas acusatorias del Madrid en guerra y su relación con los procesos revolucionarios que tuvieron cabida en la capital en el verano-otoño de 1936. Nos encontramos ante un estudio sobre las raíces de la violencia política durante la guerra y la posguerra que, por lo general, ha sido desatendida. Sin embargo, aunque el periodo bélico ocupa una parte significativa de la obra, el autor extiende su estudio hasta mediados de la década de los cuarenta del siglo XX, para conocer y comprender como estas dinámicas acusatorias se modificaron o pervivieron durante la posguerra. Como las autoridades depuraron el cuerpo de porteros o los premiaron por su actitud durante la contienda.
Daniel Oviedo Silva inicia su obra con un recorrido por la historia de las porterías y su oficio desde el reinado de Alfonso XII hasta la posguerra. La Restauración iniciada en 1874 marca el principio de El enemigo a las puertas. Porteros y prácticas acusatorias en Madrid (1936-1945). El libro se divide en tres actos o partes marcadas por un eje cronológico. Las porterías fueron el umbral entre lo público y lo privado que permitió la obtención de información desde la esfera más íntima y sacarlo a la luz, para beneficio de las autoridades. Una colaboración necesaria para las autoridades que lastraban serias carencias en el proceso de urbanización y modernización de la urbe y, por ello, a través de la legislación, obligatoria. Una realidad que el autor expone con gran brillantez, y que demuestra la colaboración, voluntaria o forzosa, con las autoridades en las prácticas acusatorias y la gestión del control antes de la contienda. Una experiencia que no se muestra como un hecho aislado o acciones individuales, sino como parte de un todo dentro del oficio.
La guerra civil supuso un salto cualitativo en la violencia intracomunitaria, donde los porteros jugaron un papel crucial. El estudio de la profesión durante el conflicto bélico conforma la segunda parte del libro. Como bien expone Daniel Oviedo Silva en El enemigo a las puertas. Porteros y prácticas acusatorias en Madrid (1936-1945) los porteros mantuvieron las prácticas acusatorias hacia los nuevos poderes revolucionarios y las autoridades republicanas u optaron por defender los edificios que custodiaban y a sus inquilinos, incluso poniendo en riesgo sus vidas. En palabras del propio autor, “los porteros se convirtieron en uno de los agentes más reconocibles y más recurrentes en la memoria del conflicto de una violencia íntima e intracomunitaria que asoló la capital.” En esta segunda parte, Daniel Oviedo Silva se centra en el estudio de un grupo de porteros que colaboraron con la famosa brigada de García Atadell, una brigada inserta dentro de la Dirección General de Seguridad, que funcionó en la práctica como un auténtico “micropoder” revolucionario.
La tercera y última parte de El enemigo a las puertas. Porteros y prácticas acusatorias en Madrid (1936-1945) la componen una serie de capítulos relacionados con la profesión durante la posguerra. Finalizado el conflicto, el autor, realiza un recorrido por las porterías de la capital a través de los procesos de depuración y limpieza política llevados a cabo por el franquismo. Los porteros y porteras fueron nuevamente protagonistas de una dicotomía crucial, la de haber sido artífice de denuncias e informes para la detención o ejecución de los vecinos de su edificio – para lo que se creó el Juzgado Especial de Porteros, que Daniel Oviedo Silva estudia en el presente apartado –, o bien, avalistas de las personas que habían sido detenidas o buscadas por las autoridades republicanas y revolucionarias, siendo garantes de la integridad física de sus vecinos y sus viviendas. Por lo tanto, en este último caso, fueron galardonados por las autoridades. También hay que tener en cuenta que dentro de ese proceso depurador que abrió el franquismo en la profesión, introdujo a numerosos elementos afines a la dictadura, como forma de control y gestión de estos espacios, cruciales para garantizar el orden público y los valores de las nuevas autoridades.
Por lo tanto, nos encontramos ante una obra de gran valor, al sacar del umbral a un colectivo que jugó un papel crucial durante el conflicto y que, posteriormente, padeció las consecuencias del mismo. El enemigo a las puertas. Porteros y prácticas acusatorias en Madrid (1936-1945) es un libro fundamental para el estudio y conocimiento de las dinámicas de la violencia intracomunitaria madrileña durante la guerra civil y la posguerra. De las prácticas acusatorias y de los motivos que las suscitaron. El presente libro nos ayuda a conocer mejor toda una serie de interrogante sobre la capital durante la contienda, que nos ayudaran a comprender mejor nuestro pasado reciente.
Fernando Jiménez Herrera
Universidad Complutense de Madrid