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Daniel Aquillué | España con honra. Una historia del siglo XIX español (1793-1923) | 2023

El siglo XIX español, que tan desastroso parecía en los 70 y 80 del siglo pasado, ha experimentado en los últimos 25-30 años una muy necesaria renovación. Las imágenes de atraso, fracaso y guerra civil de una España totalmente alejada de una Europa industrial, nacional y liberal (casi democrática) fueron poco a poco matizadas, superadas e incluso negadas por nuevos estudios en los 90 y los 2000. En la actualidad, la historiografía no pone en duda que España, con sus peculiaridades, fue un país tan normal (o extraño) como cualquier otro de su entorno. Es, por tanto, destacable el hecho de que, fuera de los círculos académicos, el siglo XIX español siga totalmente aferrado a aquella visión de desastre y fracaso. A esta situación busca dar remedio el libro aquí reseñado: España con Honra. Una Historia del siglo XIX español (1793-1923) (La Esfera de los libros, 2023) del historiador Daniel Aquillué. Como el propio Aquillué afirma en el prólogo, este es “el libro que siempre debí escribir para divulgar el largo siglo XIX español”. Y es que esta obra busca eso mismo: desterrar mitos, desmentir generalidades y acabar con los tópicos que como una losa pesan sobre la centuria entre el público no especialista.

A lo largo de sus 300 páginas, Daniel Aquillué construye una historia del siglo XIX español que, quizás, lo primero que llame la atención sea que se desborde por los márgenes de la centuria. Todo tiene explicación. Basándose en el clásico “largo siglo XIX” de Eric Hobsbawm, Aquillué propone este “largo siglo” para España. 1793 es el año en que Carlos IV declara la guerra a la Francia revolucionaria, entrando en un conflicto en el que los españoles vivirán en sus carnes, entre otras cosas, los efectos de la levée en masse, de la cual tomarán nota para 1808, y de la politización de la guerra. Esto hace que tomando 1793 como punto de partida se comprenda mejor el crucial año de 1808 y la consiguiente guerra. En el otro extremo, 1923, se puso fin a casi cien años de gobiernos constitucionales y parlamentarios; fue el año en que Alfonso XIII escogió una solución autoritaria, la dictadura de Miguel Primo de Rivera, a la crisis del sistema de la Restauración. De esta forma se encuadran 130 años de historia en los que ocurren profundos cambios que transformaron la sociedad española para siempre. De todos ellos se dan cuenta en el libro.

Una de las grandes virtudes del libro es conseguir sintetizar en los diez capítulos que lo componen una amplia cronología y diversidad de temas. Comienza con la guerra contra la Francia revolucionaria en 1793, año clave, como indicábamos arriba, y que abre nuestro “largo” siglo XIX. Sin embargo, el libro no traza una línea cronológica, o al menos no exactamente, y los capítulos siguientes dan cuenta de distintos temas que, en definitiva, sintetizan enfoques historiográficos. Así, nos encontramos un capítulo dedicado a la revolución española donde la mirada desde abajo es fundamental, aunque ésta atraviese toda la obra. Tenemos a unas clases populares como protagonistas del proceso revolucionario que se abre en 1808 y se cierra en 1854, y del que participan, por ejemplo, practicando lo que el autor denomina como el equivalente (con ciertos matices) español de la guillotina: el “arrastre” de autoridades civiles y militares.

Se presta atención igualmente a la contrarrevolución, con una perspectiva de largo recorrido, que abarca desde el realismo popular y las milicias realistas que surgen en 1814 hasta las guerras carlistas de 1833-1840 y 1872-1876. De nuevo la mirada desde abajo es central y se explican las razones que llevaron a esas clases populares a participar de la reacción, ya que estas también tenían su propia agenda política, la cual no dependía de los “grandes hombres”. La historiografía de género no se pierde de vista tampoco, y se aborda la construcción de la feminidad moderna en la España decimonónica, desde la figura del ángel del hogar hasta las mujeres que desafiaron y quebraron los roles de género que en teoría les correspondían, portando armas en la guerra o cogiendo la pluma en tiempos menos belicosos.

La construcción del Estado-nación, proceso complejísimo y lleno de aristas, se presenta a través de diferentes fenómenos que van desde cuestiones de nacionalismo banal, como los símbolos o la gastronomía que surge en el siglo XIX: las croquetas y la tortilla de patatas; hasta el arte y su uso político, las quintas y sus consecuentes motines, las leyes electorales o las desamortizaciones y el ferrocarril, importantes estas últimas para poner en valor el crecimiento económico y la revolución industrial que si se dieron en España. Por sus páginas desfilan igualmente las independencias y guerras civiles hispanoamericanas; y los republicanos y la primera república, que la acerca al gran público alejada de las clásicas visiones catastrofistas y teleológicas.

Destacar como se desmonta otro de los mitos que, además de estar profundamente arraigados en la cultura popular, condicionó que el siglo XIX tuviera la mala prensa que ha tenido hasta la actualidad: el desastre del 98. Aquillué muestra como la pérdida de las colonias de Cuba y Filipinas, no desembocó en una crisis política ni económica, y fue causa únicamente de una profunda crisis de identidad nacional donde unos intelectuales regeneracionistas culparon a una supuesta naturaleza española (cainita, atrasada, desnacionalizada) de todos los males que sufrían. Una crisis que, además, no todos los españoles percibieron por igual: las clases populares celebraron el fin de la guerra en Cuba, la cual se había convertido en un matadero para miles de jóvenes que se veían forzados a partir a luchar en la isla.

Por último, y en mi opinión de lo mejor del libro, Daniel realiza un ejercicio de historia comparada entre los contextos español, francés, ingles y portugués. Este análisis es imprescindible para acabar de romper los mitos asociados al caso español: Francia tuvo gobiernos autoritarios y guerras civiles; la “estabilidad” inglesa estuvo salpicada de constantes levantamientos populares, desde los ludditas hasta los cartistas; Portugal vivió cambios políticos auspiciados por golpes militares. En definitiva, unos procesos políticos y sociales muy similares, donde la revolución y la construcción de la nación y del Estado vino de la mano de la contrarrevolución y la guerra civil.

Otro elemento destacable del libro se encuentra en cómo maneja la historiografía más reciente a través de sus páginas, insertando los debates más actuales sobre los temas tratados de una forma ágil y sin perder su didactismo y su vocación divulgativa. No nos encontramos ante un texto académico, lo cual no quiere decir que no haya una profunda investigación detrás. La buena divulgación requiere de una comprensión profunda del tema tratado, conociendo la literatura que lo envuelve y habiéndolo investigado profusamente. Sólo así se logra trasladar los matices y las peculiaridades del tema divulgado, y sólo gracias a eso el autor de este libro ha conseguido cumplir su objetivo: comunicar al gran público, a través de una obra de alta divulgación, los más recientes avances de la historiografía española sobre el siglo XIX.

En definitiva, y por todo lo anterior, España con Honra es un libro más que recomendable. Aparece como la primera obra de alta divulgación que recoge lo último de las investigaciones sobre el XIX español, tratando de no dejar matices en el tintero, que además tiene la virtud de estar escrito de una manera ágil y con un tono cercano. En fin, un martillo que viene a quebrar la lápida que todavía pesa sobre la España decimonónica.

Nacho Cavero Garcés

 

Leer la entrevista con Daniel Aquillué

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