Leyendo Fer front, de Carlos Ordás, se consigue hacer inteligible la relevancia de Cataluña y su “moviment antimilitarista” en la gestación de una de las movilizaciones más sorprendentes de las últimas décadas del siglo XX, si la observamos a escala europea, y más trascendentes a escala española. Hablamos del movimiento de objeción de conciencia e insumisión a la mili y de su papel en la crisis del sistema de reclutamiento.
Carlos Ordás, desde que defendió la tesis doctoral resultante de una larga y sólida investigación (De objetores a insumisos. Surgimiento, expansión y desarrollo del movimiento antimilitarista en Catalunya, 1971-1989), magistralmente dirigida por Martí Marín i Corbera en la Universitat Autònoma de Barcelona (2016), ha seguido inquiriendo en estas materias. Ha ampliado el estudio de períodos menos trillados y ha lanzado una mirada renovadora sobre aspectos del fenómeno militante de la objeción de conciencia antimilitarista -la relación con el feminismo y otros nuevos movimientos sociales, la perspectiva de los estudios de las masculinidades y el acercamiento a las experiencias de prófugos y desertores que actuaron sin el soporte y la guía de las militancias conscientemente antimilitaristas-, un conjunto de investigaciones y publicaciones que ha convertido a Carlos Ordás en el consumado especialista de la historia del movimiento de objeción de conciencia e insumisión en Cataluña. Así se demuestra ahora con la publicación en catalán de este libro, Fer front… A partir de su tesis (que puede leerse en castellano yendo al reservorio correspondiente de la UAB), Ordás ha logrado componer una historia del antimilitarismo en Cataluña en las décadas de 1970 y 1980. En ella, y en no demasiadas páginas bien escritas (242 páginas), podemos decir que está todo lo que historiográficamente podemos considerar ineludible y fundamental más algunos detalles innovadores (desde la solidez del marco teórico a la mirada sobre la composición cambiante de “la xarxa de suport” a la movilización y a la resistencia desobediente, sin obviar el eje “dones i feminisme” y “la questió de gènere” en el seno de los colectivos de activistas).
Carlos Ordás no escatima la conexión espaciotemporal de aquellas décadas prodigiosas para la lucha de los grupos de noviolencia y antimilitarismo: por un lado, el eco de la protesta popular contra las quintas y otras expresiones del antimilitarismo histórico que se fueron sucediendo en el seno del movimiento obrero y más tarde dentro del cristianismo social; y por otro, el peso de los “desfases” coetáneos respecto de movimiento sociales similares de otros países europeos, mientras que en España se sufría una dictadura militarista que, no obstante, vio nacer la disidencia de los primeros objetores de conciencia con discursos políticos pacifistas y antimilitaristas. Ordás, al establecer una periodización coherente de ese proceso, nos lleva a comprender varias peculiaridades catalanas de la movilización antimilitarista y antimili, de las que voy a destacar dos: 1) los inicios de aquel movimiento en España pueden situarse en 1968 gracias al temprano afianzamiento en Cataluña de los colectivos de noviolencia de inspiración gandhiana y cristiana; y 2) la tendencia a la radicalización ideológica antimilitarista del MOC y del movimiento de objeción en general se explica en gran medida por la decisiva labor del GAMBA (Grupo Antimilitarista de Barcelona) en los años bisagra de las décadas de 1970 y 1980.
Pero la investigación del profesor Ordás merece ser valorada, además de por su aportación informativa e interpretativa sobre la resistencia al servicio militar en Cataluña y el desarrollo del movimiento antimilitarista, por su papel clave en la historia de este tipo de historiografía. Hasta hace unos pocos años apenas se había estudiado la objeción de conciencia al servicio militar obligatorio con la caja de herramientas de la investigación histórica y los procedimientos del oficio de historiador. Se habían realizado algunas investigaciones con fuentes orales y hemerográficas que han dado lugar a unos pocos artículos y libros propiamente historiográficos (como algunos de los que, modestamente hablando, he publicado yo mismo). Pero “el movimiento de objeción de conciencia e insumisión” -así debe conceptualizarse si observamos las coordenadas temporales de su ciclo de movilización, entre 1971 y 2001, es decir, en las tres décadas que van desde la campaña de Pepe Beunza hasta el fin del servicio militar obligatorio-. como tal objeto de estudio, realmente había sido abordado desde la sociología de los nuevos movimientos sociales y algo menos desde la ciencia política y el derecho. Téngase en cuenta, además, que hay dos aspectos de índole intrahistórica relevantes para una historia de la bibliografía sobre la objeción de conciencia a la mili: por un lado, aquellos fenómenos protestatarios recibieron sus grandes tratamientos en vida del propio movimiento, sobre todo en su etapa más álgida o poco después; y por otro, no pocos de esos investigadores del antimilitarismo militante estuvimos directa o muy directamente implicados en el mismo, lo que, en otro orden de cosas, y a la luz de los resultados, no resta rigor a la mayor parte de las publicaciones, de la misma manera que son muy útiles los libros que se escribieron de manera colectiva con el sesgo de las organizaciones antimilitaristas que dinamizaban la insumisión en la década de 1990 (el MOC y MILI KK).
He querido hacer este breve repaso de la literatura producida a propósito de esta temática, para animar a la lectura de Fer front y asimismo para enfatizar la importancia historiográfica de la obra de Carlos Ordás, como figura académicamente destacada de una nueva generación de historiadores que no vivió aquellos tiempos de militancia. Los nuevos historiadores de la objeción de conciencia y la insumisión están llamados a renovar este objeto de estudio, pues pueden apoyarse en nuevas metodologías y marcos teóricos más contrastados e internacionalizados, y, todo sea dicho de paso, porque, afortunadamente, cuentan con la memoria viva de muchos de aquellos objetores e insumisos que militaron en colectivos de objeción de conciencia y antimilitarismo a lo largo y ancho de las distintas comunidades autónomas, incluyendo a un buen número de profesores e investigadores que estuvieron cerca del fenómeno social de la insumisión o directamente implicados en la misma.
Pedro Oliver Olmo