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Gutmaro Gómez Bravo | Hombres sin nombre. La reconstrucción del socialismo en la clandestinidad (1939-1970) | 2021

Hasta hoy, el socialismo aún tenía pendiente la recepción de un estudio serio y documentado que actualizase la versión imperante hasta la fecha en la historiografía al respecto de sus intentos de reconstrucción en el interior de España durante la Dictadura franquista, especialmente en lo tocante a los años críticos del denominado primer franquismo, duramente marcados por la represión, el hambre y la reclusión. Ese, unido al rescate del individuo anónimo, son las dos grandes aportaciones de la nueva obra del profesor Gómez Bravo, quien ha dado forma a un trabajo esencial y necesario que descansa sobre una perspectiva de análisis propia de la historia social y sobre una ímproba labor documental que, a lo largo de más de una década, ha llevado al autor a consultar más de 16 archivos nacionales e internacionales.

Sobre esta base se construye una investigación que se estructura en torno a tres partes bien diferenciadas. La primera de ellas está dedicada al decisivo arco cronológico que va desde 1939 hasta 1943, marcado irremediablemente por el golpe de Casado, el final de la guerra civil y el inicio de la reconstrucción clandestina del Partido. Así, el punto de arranque de la obra toma como referencia la honda división interna que los últimos meses de la contienda causaron entre la filas socialistas y que, a la altura de marzo de 1939, estaban esencialmente representadas por el presidente Juan Negrín y la habitualmente olvidada figura de Julián Besteiro, miembro del Consejo Nacional de Defensa tras su configuración por el coronel Casado y personalidad decisiva en torno a la que trataría de reagruparse el socialismo durante los instantes finales del enfrentamiento. Certificada la “rendición sin condiciones” y sin tiempo para dar forma ni una auténtica evacuación ni un plan de paso a la clandestinidad, el socialismo y los vencidos serían golpeados sin piedad por el nuevo orden.

La guerra, los trabajos forzados, y los espacios de reclusión forjarían la identidad de un primer núcleo de socialistas que no tardaron en ver como los integrantes de los primeros comités perderían la vida en las prisiones y campos de concentración. A partir de entonces, todo debía de quedar aplazado. “Su primera obligación era mantenerse con vida” y sobrevivir a la cárcel, escenario primordial de su calvario pero también su principal fuente de moral y de articulación de su función política. Dentro de este marco, y a pesar de que muchas se sintieron despreciadas y relegadas a un plano secundario por el Partido, lo cierto es que las mujeres jugaron un papel activo también en la primera línea de la reconstrucción. Con su decisiva participación como enlaces con la prisión y una labor equivalente a la de sus compañeros masculinos en los comités de las prisiones hasta obtener la libertad condicional se da comienzo a la segunda parte de la obra, centrada en el periodo que va desde 1945 hasta 1954 y que narra la formación, evolución y caída de hasta siete nuevas ejecutivas del interior, un desafío mayúsculo que estuvo a punto de causar la desaparición del socialismo en el interior y que marcó un punto de inflexión por la necesidad de que el exilio en Francia asumiese su reconstrucción.

En este contexto adverso se da comienzo a la tercera y última parte de la investigación, centrada en abordar el cambio generacional sufrido por el socialismo y el rastreo de las problemáticas surgidas por la nueva coyuntura hasta el año 1970, década que actúa de límite definitivo al estudio. Un breve epílogo pone el broche final a un libro básico que, además de poner en valor las calladas contribuciones del militante anónimo, rompe con la concepción dominante e influida por la propia Dictadura y demuestra que la reconstrucción del socialismo en la clandestinidad durante el franquismo estuvo lejos de orbitar en torno al exilio.

Diego Martínez López

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